¿Alguna vez te has sentido incomodado/a por el mal sabor de boca? Aquí te explicamos algunos de los motivos que lo causan y te daremos posibles soluciones para acabar con él.
El mal sabor de boca puede tener varias causas, pero las más frecuentes son la alimentación, alguna enfermedad o la mala higiene bucal.
Alimentación
El hígado es un órgano esencial para depurar nuestro organismo. Conviene no abusar de sustancias tóxicas como el alcohol, ni de grasas como las de la comida chatarra. Un pequeño exceso de ambas junto a un desajuste en su depuración pueden causar un exceso de bilis. Esto conlleva una liberación de vapores que llegan hasta la boca y podrían producir un sabor amargo.
Para este tipo de problema recomendamos mejorar la alimentación y eliminar el consumo de bebidas alcohólicas.
Enfermedades gastrointestinales
Los problemas gastrointestinales también pueden ser una de las causas ya que nuestra boca forma parte de nuestro sistema digestivo. Gastritis, reflujo, indigestión… son evidencias de que algo no está yendo bien en nuestro interior, por lo que aconsejamos acudir a tu médico de cabecera para abordar el problema de raíz.
Las náuseas y los vómitos son otra de las causas, sobre todo en mujeres embarazadas en el primer trimestre. Para ello no hay más remedio que la paciencia y la espera.
Mala higiene bucal
En la cavidad bucal proliferan miles de bacterias que pueden afectar a la salud bucodental y cambiar nuestro gusto.
Las caries, por ejemplo, cuando llegan hasta la pulpa del diente, hacen que el tejido afectado se descomponga y produzca un mal sabor e incluso mal olor (halitosis)
Un exceso de placa bacteriana también puede ir acompañado del mal sabor de boca.
Para evitar ambas afecciones recomendamos mantener una correcta higiene bucal:
- Aplicar un correcto cepillado tras cada comida
- Emplear enjuague bucal adecuado
- Utilizar hilo dental.
- Visitar al dentista periódicamente para revisiones y limpiezas dentales.
Un dato curioso
¿Si estamos sanos, por qué tengo mal sabor de boca por las mañanas? La causa puede ser un mal vaciado del estómago durante la noche. Es decir, durante la digestión, no se contrae bien y se retienen un poco más los alimentos. Al estar tumbados se puede llegar a producir algo más de reflujo por la noche o que parte de la bilis pase al estómago y de ahí al esófago y a la boca.